Alan Turing y el manuscrito Voynich

"El profesor Willian R. Newbold, de la Universidad de Pensilvania, intentó descifrarlo en 1921, e incluso llegó a trastornarse por ello”. Sobre el Manuscrito Voynich

CIENCIA Y ARTE

Antonio Reyes Martínez

5/11/20226 min read

Cuando hace más de 4,700 años se inventó el lenguaje escrito, los seres humanos fueron capaces de transmitir mensajes complejos mediante letras y signos. Pero también introdujeron códigos secretos y claves para encriptar textos de contenido religioso, político, diplomático o militar, cuyo desciframiento sólo conocían aquellos que se consideraban “iniciados”. Todas las civilizaciones han practicado estas técnicas, desde los sumerios a los griegos, los romanos, los mongoles, el Imperio español y, por supuesto, todos los países en el último siglo, especialmente en tiempos de guerra. Precisamente el matemático británico Alan Turing no fue la excepción. Turing es reconocido entre otras cosas, por ser el padre de la computación moderna, pionero criptográfico y héroe de guerra por sus hazañas justamente desencriptando mensajes durante la segunda guerra mundial, acelerando así el fin de la guerra.

El misterio del manuscrito Voynich

Los manuscritos y textos cifrados que se conservan son muchos y todos han sido descifrados con relativa facilidad analizando sus códigos, en general bastante simples. Sin embargo, existe una excepción a la regla, un códice cuyo contenido nadie ha sido capaz de desvelar: el Voynich, el manuscrito que tiene la fama de ser el más extraño del mundo o al menos, eso parece.

En la actualidad, este códice se guarda en la Biblioteca Beinecke de libros y manuscritos raros de la Universidad de Yale. Contiene centenares de dibujos y 37.919 palabras con 25 letras o caracteres distintos, pero carece de autor, título, fecha y capítulos. Se cree que habría sido copiado de un original perdido bajo los Andes australes por la mano de Roger Bacon. Sin embargo, nunca se ha encontrado el supuesto anexo al manuscrito que daba detalles sobre el particular.

¿De dónde viene el manuscrito Voynich?

La primera noticia de la existencia de este manuscrito data de 1580, cuando el emperador Rodolfo II de Habsburgo, muy interesado en las ciencias ocultas, la magia y las rarezas de todo tipo, lo adquirió por la elevada suma de 600 ducados a los ingleses John Dee –un mago que decía comunicarse con los ángeles mediante unas piedras– y Edward Kelley- un embaucador.

En el siglo XVII el manuscrito pasó por varias manos hasta quedar depositado en el convento franciscano de Mondragone, en Italia, donde en 1912 lo compró el tratante de antigüedades Wilfrid Voynich, de quien toma el nombre. En 1931, su viuda lo vendió a un anticuario neoyorquino, Hans Peter Kraus, que no consiguió revenderlo y terminó regalándolo a la Universidad de Yale en 1969.

Personajes que han intentado descifrarlo

Desde el siglo XVI, muchos investigadores han tratado de descifrar el Voynich, entre ellos se cuentan: El doctor John Dee, quien habría sido el primero en intentar descifrarlo, Jacopus Horcicky de Tepenec, de quien a la luz ultravioleta se observa que existe su rúbrica cuidadosamente borrada en la primera página del manuscrito, M. Georgius Baresch, por la carta Baresch, Marcus Marci de Cronland, médico y profesor en la Universidad Charles de Praga, Rafael Sobiehrd Missowski, doctor en leyes y el jesuita Athanasius Kircher.

Ya en el siglo XX, el profesor Willian R. Newbold, de la Universidad de Pensilvania, intentó descifrarlo en 1921 e incluso llegó a trastornarse por ello. Lo analizaron expertos estadounidenses en gliptografía, filólogos profesionales y aficionados, pero todos fracasaron en el intento. Inclusive Alan Turing, célebre matemático y criptólogo británico, considerado padre de la ciencia de la computación, no pudo descifrar dicho manuscrito.

Invenciones

A pesar de tener una amplia experiencia y destreza en la disciplina de descifrado, Alan Turing no pudo vencer al manuscrito Voynich. Aquí presentamos dos de sus más importantes contribuciones:

  • El algoritmo que creó para reducir la cantidad de configuraciones posibles que las máquinas de descifrado británicas, llamadas bombes, las cuales tenían que probar cada día para ayudar a descifrar las señales cifradas por la máquina alemana “Enigma” durante la Segunda Guerra Mundial. Dicho algoritmo esencialmente sumó las probabilidades de que dos diferentes mensajes codificados, uno encima del otro, tuviesen dos letras iguales (esta probabilidad es ligeramente mayor si ambos mensajes provienen de máquinas con la misma configuración inicial). También indicó cuándo las probabilidades acumulativas eran lo suficientemente buenas como para aceptar o rechazar que los dos mensajes que se comparaban provenían de máquinas con los mismos estados de rotor.

  • Otro invento significativo fue Delilah, una máquina que creó para cifrar el habla, la cual se centraba en codificar el sonido de la voz usando una clave de cifrado y el proceso inverso: usar la clave para tener solo la voz. Completada originalmente en 1945.

Esto nos permite dimensionar cómo aún una de las mentes más brillantes en la historia de la humanidad, fue vencida por la complejidad del manuscrito Voynich.

¿Cómo han intentado solucionar el código del Voynich?

Todos los personajes antes mencionados y otros tantos más, han aplicado una amplia cantidad de técnicas tradicionales para resolverlo, como sustituir una letra por otra o asignarles un valor numérico, pero sin resultado coherente. Se han usado tarjetas perforadas y programas de ordenador, que han dado lugar a cientos de miles de combinaciones posibles, también sin resultado.

Si se trata de un libro encriptado, sus claves son tan intrincadas que nadie ha conseguido descifrarlas. Por eso se ha sugerido que está escrito en un lenguaje oculto no conocido, al que se ha dado nombre: el voynichés. Y según se desprende de las ilustraciones, el texto contendría relatos esotéricos sobre ritos ocultos; y los dibujos de plantas, astros y mujeres serían símbolos alquímicos.

El último de estos intentos parece haber conseguido ciertos adelantos al respecto. Greg Kondrak, un profesor de ciencias de la computación, y Bradley Hauer, un estudiante de posgrado, ambos de la Universidad de Alberta (Canadá), están usando la inteligencia artificial para descifrar el Manuscrito Voynich. Y han descubierto que el hebreo es la lengua de escritura más probable.

Discrepancias

En conclusión, aunque sí se han hecho ciertos adelantos al respecto, el manuscrito Voynich no tiene traducción alguna en ningún idioma conocido, ni se ha hallado la clave que haga posible su comprensión, si es que existe. Además, la disposición de lo escrito no responde a las normas que rigen la estructura semántica de cualquier idioma. El texto también cumple la llamada ley de Zipf, que señala que "en las lenguas conocidas la longitud de las palabras es inversamente proporcional al número de veces que aparecen".

Quizás el mayor misterio gráfico que presenta es que parece escrito por una sola mano, con trazo fluido y seguro, letras homogéneas y muy regulares, prácticamente idénticas, sin un solo error, algo extraordinario en un manuscrito. ¿Se escribió usando una plantilla o un sistema de matrices para trazar letras y palabras? El enigma quizá nunca se resuelva.

El manuscrito pareciera que proviene de un mundo ajeno, propio de una realidad fantástica o alienígena. Trabajos como los mencionados arriba demuestran que el manuscrito Voynich y el mensaje que contiene (si acaso contiene uno), por misteriosos que parezcan, son también susceptibles de un escrutinio completamente científico y que lo más probable es que ese escrutinio sea el que acabe por romper el código

Referencias 
  • Corral, J. L. (2018, 1 febrero). Historia National Geographic. Recuperado de https://historia.nationalgeographic.com.es/a/codice-voynich-manuscrito-mas-extrano-mundo_12344

  • Powell, D. (2015, 11 febrero). Brains Make Decisions the Way Alan Turing Cracked Codes. Smithsonian Magazine. Recuperado de https://www.smithsonianmag.com/science-nature/brains-make-decisions-way-alan-turing-cracked-codes-180954212/

  • Santos, M. D. (2012). El Manuscrito Voynich: El libro más enigmático de todos los tiempos.

  • Craig Bauer Editor-in-Chief (2012) 100 Years Times Two: Alan Turing and the Voynich Manuscript, Cryptologia, 36:2, 85-87, DOI: 10.1080/01611194.2012.660846