Magenta: el color que no existe
“Nuestros cuerpos son los cuantos y nuestras mentes son los qualia; juntos forman una entidad física capaz de interactuar con muchas formas en el universo.” -Rajeev Kurapati
CURIOSIDADES SOBRE EL COLOR
Cedrik Cisneros
9/13/20236 min read


¿Cómo vemos los colores?
Para responder esta pregunta, necesitamos analizar desde el punto de vista físico qué es lo que percibimos como color y desde el punto de vista biológico cómo nuestros ojos perciben el color. Esto es necesario porque lo que el cerebro interpreta como “color” en realidad no existe, es lo que se conoce como un qualia, una subjetividad de la experiencia personal. Lo que existe, en cuestiones físicas, es una sección del espectro de ondas electromagnéticas que nuestros cerebros interpretan como luz visible.
En 1704, Sir Isaac Newton publicó su teoría del color en su tratado Opticks. Su teoría afirma, correctamente, que el color de la luz depende de la longitud de su onda. Esto significa que los colores que vemos corresponden solamente a las ondas no absorbidas por los objetos con los que colisiona la luz. Actualmente sabemos que una manzana es roja porque refleja las ondas cuya longitud se encuentra entre los 600 y los 700nm, que corresponden al rojo.
Lo que sucede, en cuestiones biológicas, es que esta onda reflejada entra al ojo humano y causa una reacción en el mecanismo interno que manda una señal al cerebro que finalmente es interpretada como el color rojo. Este mecanismo interno tiene unas células fotorreceptoras que se encargan de percibir el color, llamadas conos, y se dividen en tres: los conos rojos, los conos verdes y los conos azules. Evidentemente, cada uno de estos conos reacciona a las longitudes de onda de cada uno de esos colores.
¿Cómo percibimos todos los demás colores?
Si biológicamente somos capaces de percibir únicamente el rojo, el verde y el azul, es natural que la siguiente pregunta sea acerca del naranja, el amarillo, el cian y todos los tonos de por medio. La respuesta es sencilla, pues justamente por el hecho de que lo que percibimos como colores no son más que ondas, estos tienen las mismas características y comportamientos que las ondas. La interferencia constructiva de las ondas hace que, al combinarse, dos ondas con longitudes de ~700 y ~500nm (rojo y verde, respectivamente) resulten en una sola onda con longitud de ~570nm (amarillo). Por esta misma lógica aditiva, una onda de ~570nm puede ser analizada como si se descompusiera en dos ondas de menor intensidad de ~700 y ~500nm. Así, si una onda de luz reflejada de un plátano entra al ojo, los conos rojos y los conos verdes reaccionan simultáneamente, enviando ambos una señal al cerebro. Éste, al recibir ambas señales, las vuelve a juntar y las interpreta como amarillo.
Cada cono reacciona con su propio color con la máxima intensidad posible, pero conforme la onda incidente se aleja de este color, la intensidad disminuye.
Como se puede notar de la visualización presentada, si los conos rojos y verdes reaccionan con la misma intensidad, el cerebro lo interpretará como amarillo, pero conforme la longitud de onda percibida se acerca al verde, los conos rojos reaccionarán cada vez menos y los verdes más, permitiendo ver tonos más cercanos al verde puro. De esta manera, el ojo humano puede percibir todos los colores del espectro visible.




Otras combinaciones posibles
Hay tres posibles combinaciones que generan un resultado fuera del espectro visible.
Difracción de la luz
La primera y más aburrida es en la que ninguno de los conos reacciona. En este caso, no hay luz visible y el cerebro interpreta esta ausencia como oscuridad.
El siguiente caso es en el que los tres conos reaccionan. Esto solamente se da cuando se tiene luz pura, o luz blanca. Dependiendo de cómo esté generada esta luz, puede estar conformada por los tres colores primarios únicamente, por el espectro completo, o por una parte de éste.
Finalmente, tenemos el caso más interesante: el magenta.
¿Por qué se dice que el magenta no existe?
Si se hace una búsqueda rápida en internet, se puede encontrar la longitud de onda correspondiente a cada color… o casi cada color, mejor dicho. El magenta no tiene una longitud de onda asociada, pues es creado al combinar rojo y azul. Si seguimos la lógica previa con la que se explicó de qué manera es que vemos el amarillo, la luz magenta viaja al ojo, causando que los conos rojos y azules reaccionen, y en particular los verdes no. Estos conos envían la señal al cerebro, que las junta y encuentra el color correspondiente al punto donde el rojo y el azul tienen la misma intensidad: el verde. Pero los conos verdes no tuvieron reacción, y si lo que se está viendo es verde, deberían de haber sido los únicos en reaccionar.
Esto, naturalmente, confunde mucho al cerebro, causando una pequeña alerta en el pensamiento. De esta manera, el cerebro procura “inventar” un color, algo que no se parezca a nada, que se diferencie del resto de la naturaleza. El cerebro no sabe si lo que está viendo es peligroso o no, pues ni siquiera lo entiende, así que como mínimo se asegura de que destaque y contraste con los alrededores. Al ser un color inventado por el cerebro, es natural que el color magenta no tenga una longitud de onda asociada. Si se le quisiera asociar una, probablemente sería la misma que el verde, pero eso solo confundiría más las cosas.




¿Mi magenta es el mismo que el tuyo?
Todos nos hemos preguntado en algún momento si los colores que vemos son los mismos que los demás ven, y si tendríamos alguna forma de saberlo. Si lo que una persona ve como rojo ha sido llamado rojo toda su vida, pero lo que alguien más ve es lo que la primera persona llamaría azul, de todos modos seguiría siendo llamado rojo por ambas personas. Es una pregunta filosófica que se remonta a la idea de los qualia, experiencias subjetivas de la individualidad. A pesar de que no se puede saber a ciencia cierta la respuesta, se han logrado llevar a cabo experimentos que apoyan la idea de que sí vemos todos los mismos colores.
La mayoría de los colores tienen características objetivas, como su longitud de onda, sin embargo, como ya se explicó previamente, el color magenta es un color “inventado” en el cerebro de cada individuo. Sí, está formado por longitudes de onda conocidas, el rojo y el azul, pero si la interpretación de éstas de por sí es un qualia, la interpretación de su combinación es un qualia dentro de un qualia. Incluso si se lograra demostrar que todos vemos los mismos colores (sin contar daltónicos), eso no demostraría que todos ven el mismo magenta, convirtiéndolo en un color único para cada persona, un color de la imaginación pura.
Hemos establecido que el color magenta no tiene longitud de onda asociada, que probablemente es distinto para cada individuo, e incluso podríamos notar que es extremadamente raro en la naturaleza, debido a las condiciones específicas que necesitan cumplirse para su percepción. Debido a todo esto, el color magenta tiene un puesto distinguido entre todos los demás colores, haciéndolo único.


Referencias
Hecht, E. & Zajac, A. (2003). Optics (4ta Edición Versión En español). Ed. Pearson. ISBN: 9780133977226
Shlain, L. (2007). Art & physics : parallel visions in space, time, and light. New York: Harper Perennial.
Bomford, D., & Roy, A. (2014). Colour. London: National Gallery Company.Carr, B. (2003).
Seeing the light : an artist’s guide. Cincinnati, Ohio: North Light Books.
